lunes, 16 de marzo de 2015

Crítica: Metropolis (1927)

Título en Español:Metrópolis
Director: Fritz Lang
Guión:Thea von Harbou, Fritz Lang (no acreditado)
Reparto: Gustav Fröhlich, Brigitte Helm, Alfred Abel,
Rudolf Klein-Rogge
Música: Gottfried Huppertz
Fotografía: Karl Freund
Productora:UFA


Handlung
Nos situamos en el año 2026. En el futuro, la sociedad se encuentra claramente dividida entre trabajadores y privilegiados. Los primeros trabajan en un régimen de esclavitud en las entrañas de la Tierra, soportando unas condiciones infrahumanas de vida, y haciendo funcionar la maquinaria que permite a los privilegiados, en el exterior, y rozando los cielos con los impresionantes rascacielos, llevar un lujoso y cómodo tren de vida. Freder (Gustav Fröhlich) es un joven privilegiado que ignora el terrible sufrimiento de los trabajadores hasta que un día conoce a Maria (Brigitte Helm), una hermosa joven trabajadora de la que se enamora, y a la que sigue hasta un mitín en el subsuelo en el que ella trata de convencer a los trabajadores que la solución a sus problemas no es una revolución violenta, sino aguantar y ser pacientes hasta que llegue el Mediador, el cual conseguirá que ambos mundos se reconcilien y vivan en paz y armonía. Freder queda impactado por lo que ve, de manera que decide unirse a la causa de Maria y luchar por los derechos de aquellos hombres y mujeres. Al mismo tiempo entra en escena el personaje de Johan Jon Fredersen (Alfred Abel), padre de Freder y presidente de Metrópolis. Enterado de la existencia de Maria, y con la necesidad de golpear con dureza a los trabajadores ante el riesgo de una rebelión, elabora junto al científico Rotwang (Rudolf Klein-Rogge) un maquiavélico plan que implica el uso de un robot antropomorfo, que puede adquirir el aspecto de un humano, para hacerle pasar por Maria, incitar una rebelión por parte de los trabajadores, y así responder con dureza con las fuerzas de seguridad de Metrópolis. Lo que Fredersen no sabe, es que Rotwang ha creado al robot con la intención de vengarse de él, por el pasado que tuvo que su esposa fallecida.

Meine Bewertung
Son tantas las razones por las que debemos tener en cuenta un título tan importante para la historia del cine como Metrópolis que puede llegar a resultar complicado el mencionar cada una de ellas. Me voy a abstener a las, en mi opinión, principales. Una de ellas serían los espectaculares efectos especiales. A día de hoy pueden resultar acartonados y poco o nada van a impresionar comparado con los actuales, pero sí que son unos efectos asombrosos si tenemos en cuenta el año en que se rodaron, (1926) y más aún, lo interesante no son los efectos, sino como los hicieron. Fritz Lang se implicó notablemente en este apartado, deseoso de crear una impactante obra de ciencia-ficción alejada de las habituales de la época. Gran aficionado a la arquitectura, e impresionado por el paisaje de rascacielos en su viaje a Estados Unidos, Lang, junto al genio Eugen Schüfftan, y la fotografía expresionista de Karl Freund, recrea a través de un gran número de maquetas su ciudad del futuro. Rueda también haciendo uso de la técnica de stop-motion, y emplea trucos basados en juegos de espejos e ilusiones ópticas. También se inspiró en algunos cuadros de temática religiosa para la creación de este "nuevo" mundo, en especial el cuadro de la Torre de Babel de Pieter Brueghel. Para el diseño del robot se encargo al escultor Walter Schulze-Mittendorff, el cual lo desarrolló a través de un molde de yeso del cuerpo de Brigitte Helm. Después se ensablaron las piezas dejando algunas rendijas para que la actriz pudiese respirar, pero eso no le facilitó las cosas, ya que el propio peso del traje, y la poca libertad de movimientos del mismo supusieron todo un suplicio durante el rodaje para Helm.



Fue tanta la implicación de Lang en todo lo anterior, que llego a relegar a un segundo plano el propio argumento de la película. Si bien fue co-guionista no acreditado junto a su esposa, fue esta la que desarrolló el argumento y el trasfondo social del mismo. En este denuncia la existencia de dos clases diferenciadas, privilegiados y trabajadores, claramente alienados por el régimen de esclavitud en el que viven, tal y como propulgaba el marxismo. Sin embargo, von Harbou va más allá al criticar la solución de este problema, la revolución de los trabajadores. La esposa de Fritz Lang era una conocida simpatizante de un movimiento político que comenzaba a asentarse en Alemania, el nacionalsocialismo, que contrario a la idea de una revolución obrera, defiende una colaboración entre las distintas clases. Seguramente por ello, von Harbou se inclina ante esta postura. En la película, es el personaje de Maria el que trata de convencer a los trabajadores de no iniciar una revolución violenta, sino esperar al Mediador, y ser pacíficos hasta entonces y durante la futura transición. Al estar Lang más implicado en las labores de dirección, producción, y gestión de los efectos especiales, no le dio mayor importancia. ¿Es por ello Metrópolis una obra de temática nazi? Nada más alejado de la realidad, si re-leéis una par de lineas atrás en negrita veréis que no. Pero sí que se ha enaltecido, al menos la visión inicial del futuro, como un futuro apocalíptico por parte de la izquierda como ideología, y de la misma manera por cualquier persona con sentido común actualmente. De hecho la película sufrió cortes tanto por su larga duración, como por la "simbología" política. En Estados Unidos sufrió numerosos tijerazos que acortaron la cinta alrededor de una hora. Al ser distribuida, la UFA también recortó escenas por razones comerciales, de manera que la versión original quedó perdida por muchos años. No fue hasta el 2008, mas de 80 años después de su estreno, cuando se encontró una copia de la versión original en Buenos Aires, Argentina. Tras una complicada restauración se llegó a recuperar casi la totalidad del film, que se estrenó nuevamente en el Festival de Cine de Berlin dos años después.



Tras una costosa y larga producción, la cinta se presenta finalmente en Berlín el 10 de enero de 1927, siendo bien acogida por el publico del pre estreno, sin embargo, no termina de convencer a críticos tanto europeos como americanos. La visión apocalíptica de la cinta, alejada de la temática de las cintas de ciencia ficción de la época, supone su final rechazo. La UFA casi acaba en bancarrota debido a la terrible deuda que generó la película. Sin embargo, y con el paso de los años, Metrópolis se ha ido recordando una y otra vez, siendo alabada tanto por la crítica como por el público que comienzan a apreciar la gran visión del matrimonio Lang para con esta cinta, llegando a inspirar a las generaciones futuras que abrazaron la ciencia-ficción como género cinematográfico o literario.
Curiosamente, tras el fracaso de la cinta, y la gran acogida que tuvo en los círculos nacional socialistas (Goebbels adoraba la cinta), Lang rechazó su autoría, y se desentendió de la misma. Más tarde afirmaría que todo guiño político al nazismo había sido obra de su ex-esposa (de la que se divorció en 1933), pero que no por ello él dejaba de tener culpa. Su intención era narrar una historia con un mensaje esperanzador y feliz, además del propio interés que le suscitaba la ciencia ficción y las máquinas como los robots. Sin embargo, con el paso de los años, y viendo que algunos apartados técnicos de su cinta y de su visión futurista se llevaban a cabo dejó de ser tan crítico con su obra.

Das Beste:
Los efectos especiales, la historia, la simbologia...

Das Schlimmste:
El desarrollo de la cinta en ciertos tramos.

Nota: 4,5/5 Cervecitas.

Aquí podéis ver la película online:

@cine_aleman

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